martes, 23 de septiembre de 2008

"Bolivia: un pais para todos"

Disparos, gritos, corridas… un ultimo grito y la luna se tiñe de rojo para ver morir a 30 hermanos bolivianos y ver desaparecer a otros 106 en la madrugada del 11 de septiembre pasado. Esta vez no hubo discriminación por parte del prefecto Leopoldo Fernández y los fascistas de Pando. No perdonaron a nadie, ni mujeres ni niños, todos muertos por igual. De nada sirvió que ancianos y embarazadas se arrodillaron a rogar por su vida, todos recibieron los golpes, humillaciones y disparos de la misma manera. No discriminaron a los niños que al correr hacia el monte para escapar fueron perseguidos y asesinados al igual que las mujeres que intentaron cruzar el rió nadando. En esta noche cientos de familias han quedado destruidas y niños sin padres, o padres sin hijos. Esta es la Bolivia que hoy esta frente a los ojos de todo el mundo.

Es sumamente complicado intentar explicar (y entender) una crisis como la que hoy crece en Bolivia si no hacemos un repaso del contexto político y social de los últimos años.

La llegada de Evo Morales al poder

En el 2005, cansados de la marginación y la pobreza extrema, irritados por un sistema político/económico que solo les roba lo que producen y los obliga a ver a sus hijos morir de hambre, un levantamiento masivo de trabajadores del campo y mineros indios ocuparon las calles y derrocaron al régimen neoliberal en ejercicio, presentando todos los ingredientes para un nuevo gobierno revolucionario.
Bajo el liderazgo de Evo Morales y el antiguo organizador de ONG, García Linera, y su partido electoral, Movimiento al Socialismo (MAS), el movimiento de masas se apartó de las calles, de la actividad autónoma y la revolución social hacia la política electoral. Evo fue elegido presidente en diciembre de 2005 y procedió a firmar pactos políticos con partidos de la derecha para compartir el poder institucional en pos de un programa político/económico centrista. Esto supuso la colaboración con todas las compañías multinacionales de extracción mineral (sin incluir expropiaciones y nacionalización), programas simbólicos minimalistas de reforma agraria (jamás llevados a la práctica) y fuertes políticas fiscales (excepto la redistribución de la renta, la limitación de los sueldos y aumentos del salario hasta la tasa de inflación).

La sublevación se prepara

A finales del 2006 y aumentando durante 2007, la derecha neofascista usó sus tropas de asalto para agredir a los diputados pro-gobierno en la Asamblea Constitucional, para organizar bloqueos de carreteras y afirmar su independencia (autonomía) del gobierno nacional. El gobierno boliviano rechazó cualquier medida a tomar por las masas para defenderse como demandaban los sectores más radicales de los mineros en Oruro y Potosí. En lugar de eso, Evo Morales realizó una serie de concesiones sobre las dimensiones de las tierras exentas de reforma agraria, cediendo poderes judiciales y fiscales a los gobernantes fascistas de las regiones y les concedió el control de las carreteras, las autopistas y las plazas a bandas de neofascistas bien armados.
Durante 2008, las fuerzas separatistas continuaron su avance por las instituciones consolidando su control de los gobiernos locales y regionales y las reivindicaciones sobre los ingresos de sectores económicos estratégicos. A mediados de 2008, la derecha afirmó abiertamente sus reivindicaciones separatistas y procedió a crear un cuerpo de policía paralelo, una aduana y una agencia fiscal entre otras. El régimen separatista concedió licencia al comercio, a los terratenientes y a la élite urbana de la clase media. Por medio del liderazgo de las autollamadas organizaciones cívicas y sus secuaces armados, procedieron a intimidar y agredir a cientos de seguidores del gobierno, campesinos, activistas indios, propietarios de negocios pro-gobierno, vendedores ambulantes, profesores de colegio, trabajadores sanitarios y otros empleados públicos. La estrategia neofascista para hacerse con el poder estatal estaba basada en la acumulación de fuerzas a través de manifestaciones públicas de poder, reuniones masivas y cierres patronales para paralizar el comercio de las ciudades. Todos los que no respetaran los llamamientos a la huelga sufrirían crueles castigos públicos, incluyendo palizas y la humillación pública de indios y campesinos en las plazas metropolitanas, donde eran desnudados y azotados para burla de la mayoría blanca, los autollamados “civilizados y cultos”.

La toma del poder

El acontecimiento que motivó el inicio de la “guerra civil” desde los altos cargos neofascistas y la violenta toma del poder fue la victoria electoral de Morales y García en el referéndum del 8 de agosto, en el que Evo consiguió el 67% de los votos. El resultado dejó claro que la derecha no podía volver al poder nacional por medio de las elecciones, ya que su única mayoría electoral se encontraba en los departamentos que gobernaba (Santa Cruz, Pando, Beni, Tarija y Chuquisaca). Pero incluso en los cinco departamentos gobernados por la derecha, Morales obtuvo aproximadamente el 40% de los votos, una fuerte minoría en las ciudades y una mayoría en muchas áreas rurales entre el campesinado.
En Pando y Tarija hicieron estallar los oleoductos y gaseoductos, causando importantes daños y costando millones de dólares en pérdidas de ingresos estatales. Finalmente el 11 de septiembre de 2008, más de cien campesinos pro-Morales que realizaban una marcha pacifica fueron muertos o heridos en Pando en una emboscada organizada por para-militares armados apoyados por el departamento del prefecto Leopoldo Fernández y sus seguidores.
La destrucción organizada de todos los símbolos y rastro de autoridad del gobierno federal y el asesinato e intimidación de los campesinos seguidores de Morales marcaron el comienzo de la etapa final de este proceso que ya dura 3 años, la represión étnico-racial y la imposición de un nuevo orden político/económico fascista.
El 12 de septiembre de 2008 Evo Morales convocó una reunión con los prefectos neofascistas para un diálogo sin “precondiciones”. En otras palabras, Morales los absolvió de la masacre y trato brutal de más de cien campesinos e ignoró el sabotaje económico, que acompañaron a su toma de poder y la destrucción del petróleo, el gas y otros sectores esenciales productores de ingresos. Vale aclarar que los neofascistas se reunieron con Morales sin conceder nada. De hecho, la única razón por la que accedieron a reunirse es porque el presidente se vio finalmente forzado a declarar un “estado de sitio” en Pando.
La tan esperada declaración del estado de sitio de Morales se produjo bajo presión del descontento de sus seguidores entre los movimientos masivos del campesinado y la población ciudadana, quienes empezaron a organizarse y armarse independientemente del impotente gobierno federal
Las tropas militares del gobierno tuvieron que despejar el aeropuerto de militantes derechistas, quienes antes habían impedido el aterrizaje de un avión del gobierno. Los otros cuatro departamentos bajo control neofascista no se vieron afectados por la declaración del estado de sitio. En Pando, con militares ahora custodiando edificios públicos e instalaciones de petróleo y gas, el gobierno decidió por fin arrestar al prefecto Leopoldo Fernández por su colaboración en las masacres.


Punto clave de América Latina

El presidente Morales ordenó finalmente al embajador estadounidense Phillip Goldberg que abandonara el país tras dos años de intervención directa en la planificación, financiación y apoyo de la lucha de clases neofascista organizada y la toma del poder regional. Con más de 125 millones de dólares en fondos de ayuda financió casi exclusivamente a las organizaciones “cívicas” neofascistas, y a través de éstas a los vigilantes raciales armados de la Unión Juvenil de Santa Cruz. Morales también respondió a la presión desde Brasil, Argentina, Venezuela y otros países para acabar con la violencia. Brasil y Argentina se vieron afectados por la interrupción de importantes envíos de gas natural desde Bolivia.
Pero sin duda, hay una razón todavía más importante que las demás. Los países de Latinoamérica han intentado en los últimos años formar un bloque útil para el mercado y la política de este bloque con el resto del mundo. Que Bolivia sufra una división interior y se desarme como país, es una maniobra política/social/económica del imperio norteamericano para seguir imponiendo sus reglas de mercado y sublevar a los países mas atrasados y pobres. Bolivia no puede ser la “Yugoslavia” (se dividió como se pretende en esta región) de América. Se dijo alguna vez que “la cadena no es mas fuerte que el mas débil de sus eslabones” y es por esto que si Bolivia se divide marcaría un precedente y el bloque latinoamericano quedaría no solo sin fuerza sino que entraría en riesgo de que la política separatista que los imperialistas nos ofrecen se hagan reflejo en toda nuestra región.

Conclusión

Es difícil resumir todo lo ya mencionado en pocas palabras, pero cabe agregar que aunque la política de Evo Morales no ha dado pasos importantes hacia el “socialismo” que pretende y que no logrado detener los ataques racistas que sufren sus seguidores y el pueblo coya es un presidente elegido en democracia por el pueblo bolivariano y recibió el apoyo de los demás presidentes suramericanos. Es intolerable e insostenible la política de violencia con que los fascistas cruceños y demás regiones atacan, torturan y matan.
Quedo demostrado que con conseciones no se puede detener el plan separatista, ya que quienes impulsan la autonomía están dispuestos a cualquier acción con el fin quedarse con el control total de los recursos mas importante del país.
Queda el mundo expectante por el desenlace final de la problemática y sus consecuencias. Queda en manos de los hermanos bolivianos, en las tuyas y en las de todos el destino de los pueblos.

Fuentes:
Diarios
www.la-razon.com (Bolivia)
www.lostiempos.com (Bolivia)
www.criticadigital.com (Argentina)
www.clarin.com (Argentina)
www.elpais.com (España)

Video documental muy interesante
http://video.google.com/videoplay?docid=3633694357420097844

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